Sanar la herida materna es fundamental para la vida de toda mujer y va a tener un efecto poderoso en cómo vives tu ciclo y tu sexualidad.
La madre es la referente de lo femenino en la vida de las mujeres y cuando somos niñas aprendemos lo que significa o lo que implica ser mujer a través de su transmisión.
Es decir, que cuando eres niña eres una esponja de lo que tu madre hace o dice y de manera inconsciente lo vas interiorizando.
Además, la madre es la que enseña a la hija a relacionarse consigo misma desde la confianza, la seguridad y el amor propio. Ósea, la que transmite cómo estar con una misma en la profundidad del mundo interior y de las emociones.
Me encuentro con muchas mujeres que no quieren parecerse a su madre.
Es más, yo fui una de ellas y sentía rechazo hacia las formas de pensar y actuar de mi madre y hacía todo lo contrario.
Pero lo que ocurre realmente es que al rechazarla, seguimos secretamente a nuestras madres en sus patrones de relación, creencias y formas de reaccionar (aunque no nos gusten o nos haga daño)
De ahí que en muchos casos cuando una mujer tiene dolor menstrual, síndrome premenstrual o desequilibrios ginecológicos es probable que su madre también lo tenga.
Y esto va mucho más allá de los factores hereditarios.
Porque las creencias inconscientes y las experiencias traumáticas sobre la menstruación, la sexualidad y la maternidad de nuestras madres también forman parte de nuestra mente subconsciente.
Desde las Constelaciones Familiares decimos que hay implicaciones o lealtades inconscientes cuando seguimos repitiendo el mismo patrón que otros miembros del sistema familiar por el deseo de pertenecer.
Por ejemplo, cuando una mujer sufre dolor menstrual, síndrome premenstrual o desequilibrios ginecológicos y las mujeres de su sistema familiar también tienen estos síntomas hablamos de una implicación y es importante sanar la relación con la madre y poner orden para que el síntoma deje de tener sentido.
Poner orden implica soltar aquello que no te corresponde para poder tomar la vida y la fuerza de nuestros antecesores.
En el caso de las mujeres, hacer este trabajo personal con nuestras madres, abuelas, bisabuelas… es fundamental porque como dice Bert Hellinger, creador de las Constelaciones Familiares:
Una mujer se hace mujer con las mujeres de su linaje.
Para conseguir sanar la relación con la madre y transformar la herida materna la clave está en aprender a convertirnos en nuestra propia madre y tratarnos a nosotras mismas como la adulta capaz de cuidar a la niña que fuimos tal y como hubiéramos necesitado.
Esta práctica se llama maternaje y es una de las bases del amor propio que repercute directamente en cómo vivimos nuestro ciclo, la sexualidad y la propia vida.
Si quieres saber cómo transformar el dolor menstrual, el síndrome premenstrual y los desequilibrios ginecológicos desde la raíz sin tener que tomar anticonceptivos hormonales o hacer dietas restrictivas suscríbete a mi lista de correo donde comparto contigo el paso a paso y consejos para conseguirlo.
Es aquí: